sábado, 14 de abril de 2012

Me miró, me dijo que siempre me querría siempre y se marchó. Desapareció de mi vida. Para siempre. Y eso es mucho tiempo. No puedo evitar acordarme de él, como ese chico con una coraza de hielo sobre su corazón. Ese chico que estaba con miles de chicas solo para sentirse importante. Yo estuve con él. Me dio su confianza. Incluso logré que me sonriera y abrazará sin yo pedírselo. Y eso es de lo que estoy más orgullosa. Pero se marchó, de un día para otro.. me dijo que solo me hacía daño. Eso no era verdad. No importaban las lágrimas, porque después él me sacaba de casa y me hacía sonreír, con un 'pequeña eres lo más grande de mi vida'. ¿Sabéis lo bonito qué es que alguien te diga eso? Y más si sale de su boca. Pero desgraciadamente se fue para no volver. Sus promesas volaron como el humo del último cigarrillo que se fumó. Ahora todos los días lo veo en mi espejo. Ahí recordándome porque estoy como estoy. Porque sufro lo que sufro. Siempre. Y sé que no se va a ir. Porque él es una parte de mi. ¿Y se puede vivir a medias?

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